Pasa en el mundial, pasa en la agricultura

Cada cuatro años el mundo se detiene para ver rodar el balón en los pies de los mejores jugadores del mundo. Igual que cada técnico pone en su selección a los “top players” para enfrentar las competencias, la industria semillera también saca en cada campaña agrícola a sus “mejores jugadores”: las variedades mejoradas para, como las estrellas de fútbol, enfrentar diversos desafíos. Haciendo un paralelismo entre el fútbol y el procesos de mejoramiento genético de semillas, este artículo puede ayudarte a comprender por qué es tan importante fomentar la innovación y protegerla. 

Estrellas mundiales

Cada cuatro años los equipos de los países clasificados lucen sus mejores jugadores en una competencia que apasiona al mundo entero. Así, el traspaso del campeón mundial 2018, Kylian Mbappé, del Mónaco al París-Saint Germain fue de poco más que 153 millones de dólares.

Igual que cada selección se prepara para enfrentar las competencias, la industria semillera saca cada campaña agrícola a sus mejores jugadores: variedades mejoradas tolerantes a herbicidas, resistentes a insectos o virus, con mejor composición nutricional o adaptadas a estreses ambientales. 

Para obtener esas mejores semillas se necesita crear un programa de fitomejoramiento, que al igual que formar un jugador de fútbol desde las inferiores, es una inversión muy costosa y es por eso que los desarrolladores pretenden un retorno económico de la misma manera que lo hace un club cuando se realiza el pase del deportista que se ha formado en sus filas. Una variedad mejorada con los últimos avances de la tecnología tiene un costo aproximado de 136 millones de dólares e implica más de 10 años de trabajo hasta su llegada al mercado. Por eso no es descabellado que quien invierte tiempo y recursos en estos programas demande derechos de propiedad intelectual.

Los derechos de propiedad intelectual son reconocidos en el Artículo 27 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, donde se establece el derecho a beneficiarse de la protección de los intereses morales y materiales resultantes de la autoría de toda producción científica, literaria o artística. En nuestro país, Argentina, la propiedad intelectual reconoce protección constitucional en el artículo 17 de la Carta Magna. A su vez, Argentina es parte de numerosas convenciones y tratados que protegen este tipo de derechos.

Las variedades vegetales modernas son claramente producciones científicas y en ellas se reconocen, generalmente, dos formas de propiedad intelectual: los derechos de obtentor y las patentes. Los derechos de obtentor protegen a una nueva variedad (distinta de todas las demás en el mercado, uniforme y estable) y las patentes protegen secuencias de ADN que ha inventado el ser humano (construcciones genéticas para insertar un gen en una planta, por ejemplo) o metodologías de regeneración del cultivo in vitro o técnicas de introducción de genes en el genoma vegetal. Estos procesos se consideran “inventos” porque no existían previamente en la naturaleza.

La importancia de la protección y el fomento de la innovación en materia de variedades vegetales está íntimamente vinculada con otro derecho humano fundamental que es el derecho a la alimentación. El mejoramiento vegetal permite, entre otras cosas, mantener y ampliar la oferta de alimentos en el mundo. El derecho a la alimentación encuentra su fundamento en los artículos 2 y 11 del Pacto de Derechos Económicos Sociales y Culturales, el art. 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y es uno de los objetivos para el desarrollo sostenible de la FAO.  

 


Los números del fitomejoramiento

- Menos del 1% de los híbridos probados a campo llegan a ser comerciales

- El fitomejoramiento logró aumentar el rendimiento de maíz 6 veces en 60 años

- El mejoramiento genético para uso más eficiente del agua logró reducir a la mitad el agua necesaria para producir 1 kg de algodón 


 

El semillero

Los mejores partidos son aquellos donde juegan las grandes estrellas. Messi, Neymar o Griezmann marcan la diferencia cada vez que entran al campo de juego de la misma manera que los grandes adelantos de la agricultura lo hicieron para aumentar la productividad y la calidad. 

Antoine Griezmann comenzó a jugar a los 13 años en la Real Sociedad (San Sebastián, España), mientras estudiaba y vivía en Francia. En ese club pasó por todas las categorías (cuatro) para convertirse en jugador de primera división a los 19 años. En 2013 fue comprado por el Atlético de Madrid por 30 millones de Euros y en esa temporada anotó 25 goles. Jugó en la selección de Francia sub-21 y se coronó campeón mundial con la mayor en 2018. Hoy, casi 10 años después, vale 125 millones de euros.

Si analizamos la evolución del mejoramiento genético en maíz en el mismo lapso, nuestros agricultores pasaron de usar híbridos con germoplasma superior a incorporar híbridos transgénicos con resistencia al barrenador del tallo a fines de los ’90, luego pasaron a híbridos transgénicos apilados con tolerancia a herbicida y resistencia a barrenador a principios del siglo XXI, para incorporar materiales con resistencia a cogollero a fines de los 2000. Ya para la década de 2010 sembraban híbridos con varias características transgénicas apiladas: tolerancia a más de un herbicida, resistencia a barrenador del tallo, cogollero, isoca de la espiga y gusanos del suelo. Para el año 2015, la adopción de híbridos transgénicos era cercana al 100% y se aumentó el rendimiento 1,5 veces.

La inversión

Cada uno de los jugadores mencionados más arriba tiene aproximadamente el mismo valor que una nueva variedad vegetal, aunque indudablemente en el desarrollo de estas interviene más personal (agrónomos, biólogos, biotecnólogos, fitopatólogos, entomólogos, técnicos de campo, técnicos en semillas, productores y un largo etcétera) y su beneficio alcanza a millones de productores y consumidores en todo el mundo.

 

Recuperación de la inversión

Los clubes recuperan la inversión realizada en sus jugadores, no solo con las exhibiciones sino con el cobro de derechos de formación y mecanismo de solidaridad. Estos derechos permiten que las instituciones que trabajaron en la instrucción y educación de un futbolista, entre los 12 y 21 años, reciban un reconocimiento económico por ese trabajo y por los recursos invertidos en el jugador, que quizá no llegó a debutar en el primer equipo de esa entidad. Por estos conceptos, River Plate recibió 1.950.000 euros cuando Gonzalo Higuaín fue transferido de Real Madrid a Napoli y luego 450.000 euros por su pase de Milan a Chelsea F.C. 

Así como el retorno de la inversión permite a los clubes formar más jugadores de las divisiones inferiores y también adquirir otros ya formados, en la industria semillera los derechos de obtentor y las patentes hacen exactamente lo mismo: permiten invertir en el desarrollo de nuevas variedades y/o licenciar tecnología exitosa de otras empresas para incorporarla al germoplasma propio. 

Muchas veces hemos oído que las divisiones inferiores son “el semillero de los clubes”, por eso no resulta desacertada la anterior comparación.


Los números del mundial

- Lo derechos de imagen de un jugador de la talla de Lionel Messi ascienden a 1,7 millones de dólares por cada posteo de Instagram

- El mundial Qatar 2022 es el primero en celebrarse en noviembre (otoño), ya que en junio-julio, cuando normalmente se realizan, es verano y las temperaturas superan los 50°C, lo cual afecta a las 61 millones de plantas de césped de cada cancha y a la salud de los espectadores



A todos nos gusta ponernos la camiseta de Argentina para alentar a la selección en cada partido y a los productores también, por eso se ponen la camiseta de la innovación en semillas y la sacan a la cancha cada campaña agrícola.

 

Imagen portada: Freepik