El pino navideño, un ejemplo de innovación

En la Navidad moderna, la innovación y el mejoramiento genético están presentes en nuestros arbolitos: 20 años es lo que tardan los fitomejoradores en obtener una nueva variedad y se necesitan 15 años de cultivo para obtener un pino de 2 metros de altura. Todo este esfuerzo para que un pino resista 45 días, aproximadamente, desde que armamos el arbolito hasta que se van los Reyes Magos. Conocé en este artículo qué herramientas innovadoras hay hoy para hacerlo posible.

De las ramas de pino, al pino completo

En la antigüedad existía la tradición de decorar las casas con ramas de árboles de hoja perenne para Navidad, hasta que en 1510 un gremio de comerciantes de Letonia comenzó a decorar un árbol con flores secas y cintas antes de quemarlo solemnemente en la plaza del pueblo. Sin embargo, el primer árbol de Navidad tal como lo conocemos hoy apareció en Alsacia, donde se puede encontrar en los libros de contabilidad de la ciudad de Sélestat el primer registro escrito de ventas de árboles de Navidad en 1521.

La práctica de decorar el árbol se desarrolló especialmente entre los protestantes, en el momento de la reforma, ya que no querían representar la natividad con un pesebre como los católicos. Poco a poco, esta tradición se extendió a la Europa protestante, Alemania y Escandinavia y, luego, a sus colonias en América; pero su popularidad se la debemos a la reina Victoria de Inglaterra. Una fotografía publicada por el periódico London News de la familia Real reunida alrededor del árbol de Navidad marcó tendencia y a partir de allí su uso se popularizó en todas las clases sociales.

Según la American Christmas Tree Association (ACTA), esta Navidad 95 millones de hogares de EE.UU. exhibirán, al menos, un árbol. Se calcula que en la actualidad hay alrededor de 350 millones de árboles en los campos de cultivo y que 25-30 millones serán cosechados y vendidos esta Navidad.

 

¿Sabías qué?

  • El cultivo de coníferas (pinos y abetos) para árboles de Navidad es parte integral de las economías de muchos países de América del Norte y Europa
  • Para los expertos mexicanos en manejo forestal, las plantaciones de árboles navideños son una promesa de desarrollo rural y conservación de los bosques
  • Se necesita 15 años de cultivo para obtener un pino de dos metros de altura
  • Por cada árbol cosechado para Navidad, en EE.UU., se plantan entre uno y tres plantines la próxima primavera
     

 

 

La genética, esa compañera que busca la perfección

Los árboles de Navidad, pinos o abetos, se cortan antes del día de Acción de Gracias y deben soportar hasta finalizado el año nuevo (aproximadamente 45 días) con sus hojas pegadas a las ramas. Además, en el árbol de Navidad perfecto se buscan otras características como el color, la fragancia y la resistencia a un hongo (Phytophtora) que afecta sus raíces y mata al árbol en el campo.

Los fitomejoradores, biólogos moleculares e informáticos está analizando datos de miles de árboles de Navidad en todo el mundo para mejorar estas características porque este trabajo es largo y complicado. Se necesitan dos años de cultivo de las plantas en vivero y luego de seis a ocho en campo para poder seleccionar las mejores, pero si se tuvieran marcadores moleculares, solo se evaluarían en campo los árboles más promisorios, ya que estos permiten hacer una “selección temprana” analizando el ADN. Diversos programas de fitomejoramiento están buscando marcadores para resistencia al hongo Phytophtora y para la característica de retención de hojas.

Para el abeto balsámico, originario de Canadá, se identificaron marcadores asociados a la retención de las agujas en las ramas y en trabajos preliminares ya se han podido seleccionar un conjunto de árboles que presentan la característica. Estos, ahora, deben probarse en el campo para evaluar especialmente su sanidad. Si pasan esta prueba, son candidatos firmes para convertirse en una variedad mejorada de árboles de Navidad.

 

Marcadores moleculares, los banderines que señalan el lugar de la fiesta

Así como nosotros ponemos banderines en nuestra casa cuando tenemos una celebración para que los invitados puedan identificarla fácilmente, el genoma (todo el ADN) de los seres vivos tiene secuencias de ADN que “marcan” una característica particular; como, por ejemplo, un gen de resistencia a una enfermedad. Esos banderines del genoma se llaman marcadores moleculares y son muy útiles para detectar en etapas tempranas del crecimiento de un cultivo si está o no está presente (si está presente, también estará la característica de interés) para decidir cuáles plantas merecen la pena probarse en el campo y cuáles serán descartadas

 

 

Injertos y cultivo in vitro

Los abetos Fraser, originarios de los Apalaches, son una de las variedades más usadas como árboles de Navidad porque sus agujas permanecen más tiempo adheridas a las ramas, pero son muy susceptibles al ataque de Phytophtora. Un pariente japonés del abeto Fraser, el abeto Momi, tiene raíces resistentes al hongo así que los viveristas usan plántulas de este abeto como “pie” para hacer una hendidura vertical en el centro e injertar una rama del abeto Fraser y así obtener un bonito árbol con raíces resistentes. Si bien la técnica da resultados, es lenta y costosa.

Otra técnica usada para obtener mejores árboles de Navidad es la embriogénesis somática. Primero, se cruzan entre sí padres con alta retención de agujas y a las semillas resultantes se le extraen los embriones que se cultivan in vitro para obtener plantas mejoradas. 

 

Unas células, muchas plantas

Las células vegetales son únicas porque son totipotentes. Es decir, cada una de ellas tiene la capacidad de desdiferenciarse y diferenciarse, luego, en otro tipo de célula. Por eso al gajito que sacamos del jardín del vecino le salen raíces (donde antes estaba unido a la planta) si lo ponemos en agua o lo plantamos en una maceta. Esa propiedad es muy útil para obtener plantas mejoradas y libres de enfermedades. Para ello se toman pequeños pedacitos de hoja u otra parte de la planta y se cultivan en frasquitos en un laboratorio con condiciones adecuadas de luz, temperatura, humedad y nutrientes. Estas células se desdiferencian (pierden su identidad) y forman callos, que cuando se tratan con ciertas hormonas vegetales (para producir raíces o tallos), regeneran una planta completa. Esas plantulitas se llevan a un invernadero para aclimatarlas y luego desde allí pasan al campo.

Muchas de las técnicas para obtener mejores árboles de Navidad, tales como las de embriogénesis somática o cultivo de callos, están protegidas por derechos de propiedad intelectual, así como las nuevas variedades por derechos de obtentor o patentes (en EE.UU. donde existe ese método de protección). Ejemplos de esto lo constituyen la variedad de abeto balsámico “Bernardine Gold” y las variedades de abeto Fraser “Frosty” y de pino “Dougart 12”.

 


Foto de portada: Jonathan Borba | Unsplash