Semillas e innovación
Hay semillas pequeñas y las hay muy grandes. Algunas son tan livianas que las puede llevar el viento y otras pueden pesar varios kilos, pero todas tienen algo en común: la capacidad de generar nueva vida.
Hay semillas pequeñas y las hay muy grandes. Algunas son tan livianas que las puede llevar el viento y otras pueden pesar varios kilos, pero todas tienen algo en común: la capacidad de generar nueva vida.
La palabra semilla proviene del latín seminis (semen), que está relacionada con dejar descendencia y hoy cuando hablamos de semillas nos referimos tanto a las semillas propiamente dichas (parte del fruto que contiene el embrión), como a las partes de plantas destinadas a la misma función (esquejes, rizomas, tubérculos, brotes, etc).
La cultura de nuestros antepasados indígenas, principalmente los mayas y aztecas, giraba en torno al cereal más cultivado de América: el maíz. Éste era la base de su alimentación y de sus creencias religiosas. Según algunas leyendas aztecas, el maíz fue un regalo que le hicieron los dioses a ese pueblo y la palabra teocinte, ancestro del cual proviene el maíz significa “semilla de los dioses” en el idioma náhuatl.
La domesticación y el fitomejoramiento han sido la causa del cambio en las características de los cultivos para adaptarlos a las necesidades humanas de alimentación, fibras y energía.
De las miles de especies que existen en la naturaleza, solamente 12 de cereales y oleaginosas, 23 de hortalizas y 35 de frutas son las que dominan los agro-ecosistemas y la alimentación mundial se basa en tres cereales: trigo, arroz y maíz; un tubérculo, la papa y una oleaginosa, la soja. Esta última como base de la alimentación animal, fundamentalmente.
La domesticación de las plantas que hoy conocemos tardó miles de años. Intuitivamente, los primeros agricultores seleccionaban las semillas o los frutos que más les gustaban para cultivarlos en la próxima estación.
Cómo uno de los países más pequeños del planeta, le da de comer al mundo.
Máxima de Holanda es la actual reina consorte de los Países Bajos, por su matrimonio con el rey Guillermo Alejandro. Nació como Máxima Zorreguieta en Buenos Aires, Argentina, y es la segunda esposa de un soberano de Europa nacida en Latinoamérica, después de la duquesa María Teresa de Luxemburgo, de origen cubano. Toda esta introducción propia de la revista “Hola”, nos sirve para presentar a una de las naciones más pequeñas del planeta, pero que produce alimentos para muchos países del mundo. Y eso porque se ha convertido en un gigante agrícola, fruto de la innovación.
Dicen que los pueblos que no tienen memoria (y podríamos agregar, ni ciencia), no tienen futuro. Y como las semillas son la memoria agrícola de una región, entonces esos pueblos no tendrán comida cuando lleguen los tiempos extremos de un futuro, muy probablemente lleno de problemas. Para evitar que las catástrofes naturales y humanas nos dejen sin alimento, algunos científicos pensaron en una solución muy ingeniosa para esa circunstancia: construir “arcas” (como la de Noé) para guardar semillas. Estas arcas las conocemos con el nombre de Bancos de Germoplasma.
Las plagas son una de las causas principales de pérdida de rendimiento y calidad de fibra del algodonero y si bien los mejoradores buscan incorporarle resistencias a las mismas a través de diferentes técnicas, a veces las respuestas están en la propia planta.
El proceso de mejoramiento genético para obtener una nueva variedad es largo, requiere mucha inversión e involucra a cientos de personas. La industria semillero argentina, que se dedica al mejoramiento y a la prestación de servicios, es un importante eslabón de la cadena agroindustrial que fortalece a las economías regionales.
Con el invierno llegan el frío, los días cortos y en algunas zonas agrícolas argentinas la escasez de lluvia. El cultivo más importante adaptado a estas condiciones es el trigo. En los siguientes párrafos te contamos cuánta innovación hay en las plantas que darán origen al pan, los fideos, la carne y la leche que llegan a tu mesa.
Como en los partidos de fútbol hay cultivos a los que los consideramos “suplentes”, pero que cuando entran a la cancha se lucen con un gol espectacular. Esta comparación se aplica perfectamente a los cultivos de cobertura, aquellos que no cosechamos pero que nos ayudan a cuidar la salud de los suelos.
Germán Serino es el Director de la Chacra Experimental Agrícola Santa Rosa. Germán es biólogo, doctor en genética molecular y con una amplia experiencia en empresas privadas relacionadas con el mejoramiento genético de especies vegetales. La Chacra Experimental Agrícola Santa Rosa es el primer y único instituto privado de mejoramiento de caña de azúcar en la Argentina, cuenta también con un Laboratorio de Biotecnología, como parte de su programa de investigación. Germán y su equipo nos recibieron en la Chacra.
Julia Carreras forma parte del selecto grupo de profesionales que iniciaron (y que continúan) el mejoramiento genético de garbanzo en nuestro país. Desde su Córdoba natal nos responde todo lo que hay que saber sobre esta fascinante actividad.
Antonio Alberto Aguinaga es Ingeniero Agrónomo de la Universidad Nacional de La Plata. Además es Magister en Ciencias Agrarias y Doctor en Agronomía de la Universidad Nacional del Sur. Está dedicado al mejoramiento genético de cebada cervecera desde el año 1990. Forma parte del equipo que ha desarrollado las principales variedades de cebada cervecera de la Argentina.
Julia es Ingeniera Agrónoma, Magister en Ciencias Agropecuarias y Doctora en Biociencias y Ciencias Agroalimentarias. Su principal área de trabajo es el Mejoramiento Genético Vegetal, en particular del garbanzo. Desarrolló su tarea en el Departamento de Producción Vegetal de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Córdoba. Es una de los editores del libro “El cultivo de garbanzo en Argentina”. Eligió esta legumbre porque los aportes nutricionales y las características del garbanzo lo convierten en un alimento muy completo.
Mejoramiento genético de plantas ornamentales: Las plantas no solo tienen valor alimenticio o medicinal, algunas nos aportan belleza sin igual. Son las denominadas plantas ornamentales, muchas de las cuales se cultivan, no solo para embellecer canteros o macetas, sino también como flores de corte, es decir para la confección de ramos y bouquets. Pero pocos saben que estas plantas también se pueden mejorar, dando origen a nuevas variedades. Para saber cómo es el manejo productivo e institucional del programa de mejoramiento vegetal de especies ornamentales, fuimos hasta el Instituto de Floricultura del INTA, en Castelar, para entrevistar a su director, Daniel Morisigue.
Mejoramiento genético de plantas ornamentales: En el Instituto de Floricultura del INTA-Castelar trabajan en la obtención de variedades vegetales mejoradas, buscando la adaptación a diferentes condiciones y ambientes. Estas variedades son el resultado de diferentes programas institucionales y proyectos de investigación. Para que nos cuente que mejoras buscan en las plantas ornamentales, cuales son los colores preferidos, como les ponen los nombres y si tienen más o menos aroma, entrevistamos a Graciela Facciuto, Ingeniera Agrónoma del INTA.
Juan Soave es Ingeniero agrónomo, pero no uno cualquiera. Utilizando las herramientas del mejoramiento genético vegetal intenta conseguir nuevos tipos de maní. Así creo variedades de ciclo corto, es decir que se cosechan antes, y desarrolló variedades alto oleico, con mayor cantidad de ese tipo de ácido graso. En la actualidad están lanzando al mercado variedades resistentes a enfermedades, como el carbón del maní.