El desafío de enseñar estimulando la innovación

Isidora Pardo es profesora en el Instituto Técnico Agrario Industrial de Monte Buey, declarado “Municipio Verde” en la provincia de Córdoba. Isidora forma Técnicos en Producción Agropecuaria y nos cuenta en esta nota cómo inculca en los estudiantes el espíritu innovador, las buenas prácticas agropecuarias, la responsabilidad de trabajar de manera sustentable y el trabajo en conjunto porque, citando sus palabras, “ya no hay ciencia ni tecnología que se pueda hacer en solitario”.

Todos los 17 de septiembre se celebra a nivel nacional el Día del Profesor en homenaje al fallecimiento de José Manuel Estrada, un referente de la docencia secundaria y universitaria en nuestro país.

Para adentrarnos en este maravilloso mundo, Isidora Pardo nos cuenta acerca de su rol como docente del nivel secundario en el Instituto Técnico Agrario Industrial de Monte Buey en Córdoba.

Isidora es oriunda de Rosario donde estudió Agronomía, pero vive en Monte Buey hace veintiséis años. Desde siempre trabaja con su laboratorio de productos biológicos y asesorando a productores privados; hasta que el llamado de la docencia golpeó a su puerta.

En el colegio al que asistía su hija mayor, el Instituto Técnico Agrario Industrial, estaban buscando docentes para las materias técnicas más específicas. “Yo le tenía un poco de resquemor a la docencia, porque mis padres fueron profesores de la facultad de Filosofía y lo sentía como una enorme responsabilidad. Pero desde el colegio me insistieron tanto que empecé y descubrí otra pasión en mi vida”, cuenta Isidora, que además estudió Licenciatura en Gestión de la Educación para capacitarse en su nuevo rol.

“Empecé a dar clases unas pocas horas para probar, ¡y ahora estoy toda la mañana en el colegio! Lo primero que enseñé fue producción vegetal, pero después pasé por un montón de materias. Es una actividad hermosa. Creo que transmitir conocimiento es casi una obligación de aquellos que tuvimos todas las oportunidades. Sobre todo, porque fuí a una Universidad pública, donde no pagué nada y recibí una educación de primera calidad. Eso es un privilegio que no existe en muchos lugares”, reflexiona Isidora, que hoy alterna su vida laboral entre la docencia y su laboratorio. 

¿Cuál es tu objetivo principal como docente y cómo lo llevas a cabo a diario?

Creo que, con los chicos más grandes que están en la última etapa del secundario, hay dos cosas importantes. Una es el conocimiento que les brindamos, porque lo que no les enseñamos ahora, no se lo enseñamos más. Sobre todo, esos conocimientos que necesitan para que el ingreso al estudio superior no sea violento y que el camino hacia el mundo del trabajo no sea estresante. Pero el objetivo principal como docente y de toda institución es transmitir valores a sus alumnos: que sean buenas personas hagan lo que hagan, tener respeto mutuo y ser útiles para la sociedad en la que viven. Y otra cosa muy importante hoy en día es enseñar dónde están las fuentes de conocimiento, dónde buscar correctamente. 

Claro, hoy cualquier tema está explicado en mil páginas de internet y videos de YouTube.

Exacto, hoy el acceso al conocimiento no es un problema. Entonces como docentes tenemos que desafiar a los chicos para que comprendan procesos, para que aprendan a reflexionar, a asociar y a resolver problemas. Se trata de enseñar a hacer pensar. Porque si pienso y además adquiero conocimiento, tengo buenas posibilidades de que el resultado sea positivo. Y el trabajo en conjunto es otro valor muy importante que les transmitimos, porque ya no hay ciencia ni tecnología que se pueda hacer en solitario. 

¿Qué diferencia a un instituto agroindustrial de la enseñanza común?

Nuestros alumnos obtienen un título de Técnicos en Producción Agropecuaria, que es una categoría mayor que un secundario normal. Además, es un colegio que tiene prácticas como producción animal, producción porcina y producción ganadera. Por otro lado, el cuidado del medio ambiente ha pasado a ser un eje de trabajo fundamental para nosotros. Por eso trabajamos mucho con todos los temas que tienen que ver con la sustentabilidad, como por ejemplo la medición de la huella de carbono, el reciclaje de basura y la economía circular. 

Tengo entendido que la escuela es la primera en un Municipio Verde.

Sí, Monte Buey venía trabajando para ser Municipio Verde. Eso significa que está comprometido con distintos objetivos de sustentabilidad y con objetivos que tienen que ver con el cuidado del medio ambiente de la zona periurbana. Yo siempre estuve involucrada en ese tema y trato de que los chicos tomen conciencia de lo que significa ser un Municipio Verde y la responsabilidad que conlleva. En el colegio trabajamos en conjunto con el municipio para que los chicos sean los transmisores de todo esto. Por ejemplo, ahora estamos trabajando en un concurso que tiene que ver con las buenas prácticas agrícolas, con responsabilidad social y ambiental. Ya que enseñamos a producir, hay que hacerlo sustentablemente, sin dañar el mundo que nos rodea.

Algo muy importante en todos los ámbitos es el espíritu innovador, ¿cómo lo desarrollás en los chicos?

Justamente creo que los concursos (tanto externos como internos) son una herramienta para desarrollar el espíritu innovador y con la que los chicos se desafían a ellos mismos. Este año hicimos uno interno de modelos de composteras domiciliarias y estuvo buenísimo, porque con materiales reciclables y con muy pocas cosas hicieron un montón de modelos diferentes. La innovación en definitiva sale de ellos, pero a través de plantearles desafíos. La innovación no nace de la nada, no te sentás un día y decís: “voy a inventar algo que no existe”. Se puede crear algo nuevo o distinto mientras uno está estudiando y trabajando. Por eso, lo primero es darles a los chicos una buena base de conocimiento y después inspirarlos a pensar diferente. El año pasado ganamos un concurso preuniversitario de la UCA de Rosario, sobre biotecnología y las buenas prácticas agrícolas. También ganamos uno de la Facultad de Agronomía de la UBA que tenía que ver con armar un video de la basura domiciliaria. Anunciaron al ganador por Zoom y fue súper emocionante y una experiencia muy linda para los chicos.

¿Qué desafíos plantean las nuevas generaciones de alumnos y en qué cosas son más simples?

Es más simple en el hecho de que las herramientas tecnológicas que tenemos a mano, si las sabemos usar, son buenísimas. Hoy los chicos pueden conectarse con cualquier persona del mundo en una charla o una capacitación. También hay un montón de apps y aplicaciones que les enseñamos a usar, porque son herramientas que facilitan muchísimo el estudio y la práctica profesional. Sin embargo, no hay que perder de vista que todo esto quizás los hace un poco individualistas, y la verdad es que los buenos resultados se dan en equipo, cuando cada uno aporta algo desde su lugar. Eso es un valor que sí o sí hay que transmitirles a las generaciones que vienen: que trabajen en conjunto y que aprendan a conocer las vías correctas para acceder a los conocimientos. 

¿Hay ciertas aptitudes que todo docente debe tener?

Imagino que cada uno se destacará en distintas cuestiones, pero considero fundamental estar de buen humor con los jóvenes. Cuando vamos a dar clases, los problemas hay que intentar dejarlos afuera y demostrarles que lo que hacemos nos pone bien. Si transmitimos el mensaje de que ser adultos es agobiante, les generamos un daño enorme. También creo que es muy importante estar conectado con los chicos: saber qué pasa en su mundo, qué herramientas tecnológicas usan, cómo se comunican, qué palabras emplean. El docente es el que transmite, pero si no hay conexión humana, ese mensaje no llega. Pero lo que más quiero es inspirarlos con el ejemplo, no con la retórica. Por eso, me interesa que vean que sigo estudiando mucho y que sepan que el estudio es un camino solo de inicio. Si yo les digo que elijan una carrera que los apasione es porque a mí me apasiona lo que hago. Como docentes tenemos un rol muy importante en la vida de los chicos, porque facilitamos el acceso al mundo exterior que tienen por delante para que no los asuste y que ese miedo no los haga fracasar.

A lo largo de todos estos años en la docencia, ¿qué es lo que más te gratifica? 

Justamente que pasen los años y los chicos me sigan diciendo "profe" cuando me ven y que me cuenten cómo les va. Eso me conmueve muchísimo. La palabra profesor es muy importante, porque refiere a alguien que transmite un conocimiento que el otro no tiene. Entonces ese "profe" significa que dejé algo en ellos.