La fruta de los ángeles y del verano

Si hablamos de frutas de verano, de comer algo dulce, refrescante y de bajas calorías, seguro pensamos en la sandía. En cierta ocasión Mark Twain dijo “probar una sandía es saber lo que comen los ángeles” y quizás sea por eso por lo que al dulce elaborado con esta fruta se lo llama cabello de ángel.


Ni rojas, ni dulces

Las primeras sandías, las silvestres que crecían en África no eran rojas ni dulces. Eran pequeñas, de pulpa blanco-amarillenta y amargas; pero por su alto contenido de agua (92%), eran ideales para hidratar a los viajeros en largas travesías. Así, nuestros ancestros empezaron a cultivarlas y a seleccionar las menos amargas y después de cinco mil años de cultivo y fitomejoramiento, las sandías actuales solo conservan de sus padres africanos lo que menos nos apetece, las semillas. En el mercado actual podemos encontrar sandías de diferentes tamaños, formas (oblongas, redondas y hasta cuadradas) y colores, con o sin semillas; pero eso sí, siempre dulces. 


¿Sabías que…?

- La sandía es la tercera fruta preferida a nivel mundial después del tomate y la banana
- Los principales países productores son Rusia, Estados Unidos y Brasil
- En Argentina se cultiva en las provincias de Formosa, Chaco, Corrientes, Misiones y Entre Ríos
- El gen que determina el color rojo de la pulpa está muy cerca de un gen para dulzor. Al seleccionar por dulzor, se seleccionó también para color de pulpa roja
- Cada porción de sandía proporciona vitamina C, vitamina B6 y solo 80 calorías




El tamaño y la forma sí importan

Mientras que el mercado europeo, japonés y australiano prefiere sandías pequeñas y sin semillas, en Latinoamérica todavía predominan las sandías grandes y con semillas, salvo en Brasil donde se prefieren redondas y de un tamaño intermedio.

Para todos los programas de fitomejoramiento el sabor es un objetivo fundamental, pero sin descuidar características de interés para los productores como resistencia a enfermedades fúngicas, virales y bacterianas y para la comercialización como vida útil y tamaño constante de la fruta. 

La variedad de sandía denominada Bradford fue muy popular en EE. UU. por su gran dulzura. Se usaba para hacer melaza o mezclar con brandy para preparar cócteles; pero al tener cáscara blanda era difícil de transportar hasta los mercados sin dañarla y por eso se dejó de cultivar en la década de 1920. Actualmente se usa como fuente de genes para obtener nuevas variedades que sean dulces, pero con cáscara firme y mayor vida útil. 


¿Sabías que…?

- Las variedades de sandía más cultivadas en Argentina son Jubilee de fruto largo y rayado, muy resistente y de pulpa roja, Charleston Grey, Sugar Baby, Crimson Sweet y variedades minis o de postre
- La variedad Jubilee puede pesar entre 27 y 32 kilos
- Se cultivan, en menor medida, sandías sidreras (pulpa amarillo pálido) que se utilizan para la elaboración de dulces, mermeladas y frutas abrillantadas




No es un dado, ¡es una sandía!

Por su forma, las sandías son difíciles de transportar y de almacenar. Por eso a los japoneses se les ocurrió una idea brillante: sandías en forma de cubo, prolijitas para apilar y transportar y fáciles de guardar en la heladera. Para eso, los horticultores la colocan dentro de una caja hasta que la fruta adopta esa forma.

Esta idea tuvo tanto éxito, que algunas sandías “cuadradas” se llegaron a vender hasta en 300 euros.

El mejoramiento genético para reducir el tamaño cobró importancia hace más o menos 15 años, pero actualmente no llega a ocupar el 10% del mercado porque las sandías más pequeñas son más costosas al igual que las sin semillas.

 




El difícil arte de obtener sandías sin semillas

La sandía es una fruta diploide; es decir que tiene dos juegos de cromosomas (uno proveniente del padre y otro de la madre).

A finales de la década de 1930, los fitomejoradores desarrollaron con éxito plantas de sandía tetraploides (con cuatro copias de cada cromosoma). Cuando estas plantas tetraploides se cruzan con plantas diploides, las plantas hijas resultantes son triploides. Estos al tener un número impar de cromosomas (cada cromosoma está repetido tres veces) dan frutas sin semillas porque no pueden realizar normalmente la meiosis, división celular necesaria para formar los óvulos y los granos de polen. 

En los programas de fitomejoramiento para sandías sin semilla, el mantenimiento de las líneas parentales tetraploides es dificultoso y eso impacta en el precio final de la semilla.


¿Sabías que…?

- Lo que parecen semillas blancas son simplemente cubiertas de semillas vacías, no semillas viables
- Debido a la dificultad para mantener las líneas parentales y las prácticas habituales necesarias para producir los cruzamientos, la semilla para obtener sandías sin semillas puede costar hasta U$S150 por cada 1000 semillas
- En el RNC de INASE hay 73 variedades de sandía registradas, de las cuales solo una (Charleston Gray) ha sido desarrollada en nuestro país




Los fitomejoradores han trabajado y seguirán trabajando para la obtención de variedades que permitan a los consumidores de todo el mundo seguir disfrutando de la comida de los ángeles.

 

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