La mano de Dios, la mano del hombre. Fútbol, semillas y propiedad intelectual

Si algunas innovaciones tecnológicas que hoy se usan en el fútbol hubieran existido en 1966, Inglaterra tendría un título mundial y el inmortal gol de Diego “la mano de Dios” habría sido anulado. La innovación sin duda marca la diferencia.

La frase que inmortalizara Serú Girán en su canción Peperina “te amo, te odio, dame más”, no puede ser más acertada para la relación futbolística que tienen Inglaterra y Argentina; la cual tuvo su punto cúlmine en el campeonato mundial del año 1986, cuando Diego Maradona hizo dos goles memorables para dejar en el camino a su eterno rival y conducir a la albiceleste a la cumbre del fútbol.

Esos goles pasaron a la historia como “la mano de Dios” y el “gol del siglo”.

Así, la mano de Dios; aquella que nunca olvidaremos, pasó de ser inmortalizada por la canción de Rodrigo Bueno a una marca registrada en el Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INPI) en las categorías 3 (productos de tocador), 16 (productos de papelería), 18 (productos de cuero), 28 (juguetes y video juegos), 33 (bebidas alcohólicas, excepto cerveza), 35 (publicidad), 38 (telecomunicaciones) y 41 (servicios de entretenimiento).

¿Por qué tener una marca registrada?

Las marcas constituyen un sistema de protección de la propiedad intelectual y son otorgadas (se registran ante la autoridad nacional competente) para disminuir posibles confusiones en el público consumidor.

Se trata de un signo que sirve para distinguir un producto o servicio de los bienes o servicios iguales o similares que sean originarios de otra fuente. A diferencia de otras formas de protección de la propiedad intelectual, una marca registrada puede mantenerse vigente para siempre, en la medida que se compruebe su uso. Su duración es de 10 años, pero pueden renovarse indefinidamente.

Diego Armando Maradona es una marca registrada en numerosos países, lo cual le permite al futbolista cobrar por “derechos de imagen” y lo protege del uso no autorizado de su nombre, semejanza u otros atributos personales. La marca de Cristiano Ronaldo, CR7, tiene un valor de mercado de 460 millones de dólares, un quinto de lo que cotiza Dekalb Genetics, la marca emblema de semillas de Bayer (ex Monsanto).

De la misma manera, los clubes registran sus marcas y eso les permite posicionarse en puestos de prestigio en el fútbol internacional. Manchester United es la marca más valiosa del fútbol, cotizando alrededor de 1.700 millones de dólares; el mismo valor de la marca Seminis, una de las principales desarrolladoras de semillas hortícolas del mundo.

El fútbol, las semillas y la propiedad intelectual

Aunque no lo creas el fútbol, así como todos los aspectos de nuestra vida cotidiana, está repleto de creaciones derivadas del ingenio humano: obras literarias y artísticas (protegidas por derechos de autor) e invenciones (protegidas por patentes), así como símbolos, nombres e imágenes utilizados en el comercio (protegidos por las marcas).

La propiedad intelectual es el reconocimiento de esas actividades innovadoras y constituye un derecho particular en favor de un autor u otros titulares de derechos sobre las obras del intelecto humano. Los derechos de propiedad intelectual se asemejan a cualquier otro derecho de propiedad, y permiten al titular del derecho impedir su uso no autorizado, beneficiándose de su invención o de su producto.

Solo para mencionar algunos ejemplos, los derechos de autor protegen las mascotas y las canciones creadas para los mundiales y para que lo disfrutemos en millones de hogares de todo el planeta, los derechos de transmisión (y retransmisión) de los partidos.


¿Sabías que hoy en día, la “bermuda híbrida” (el césped más usado en los estadios) está mejorada para soportar el pisoteo intenso y recuperarse rápidamente después de los partidos? ¡Dejen todo en el campo de juego!, ya que una buena semilla hace que la cancha resista.

En el caso de las semillas, esas que van a producir pasto o grano para alimentar a los novillos que darán el asado dominguero que comemos cuando miramos el partido, esos derechos de propiedad intelectual se conocen como derechos de obtentor y reconocen la innovación de los fitomejoradores en su creación. Solo para mencionar a modo de ejemplo, actualmente hay en nuestro país 137 variedades de alfalfa protegidas por derechos de obtentor.

Si hablamos de patentes, en el fútbol debemos mencionar las innovaciones para la “detección de goles fantasma”, invento que si hubiera existido en 1966, hubiese dado a Inglaterra la posibilidad de ser campeón del mundo, al anular (o no, nunca sabremos) aquel gol alemán que pegó en el travesaño y picó luego en la línea del arco. Desde el mundial de Brasil 2014 se implementa la tecnología de detección automática de goles, la que permite saber, por medio de sensores, si la pelota atravesó la línea y manda una señal al reloj pulsera del árbitro. En definitiva, la tecnología nos dice si paramos de sufrir…

Numerosas patentes giran, también, alrededor de la pelota. Cada mundial, se lanzan al mercado pelotas protegidas por patentes, diseños y marcas. La Telstar 2018, incluye varias innovaciones protegidas: los seis paneles pegados a altas temperaturas para que el balón parezca una esfera perfecta, el diseño “pixelado” de las partes negras y el novedoso chip NFC (comunicación de campo cercano) que permite que dos dispositivos intercambien información. Así, el público puede acceder a datos del balón en sus teléfonos móviles.

En Argentina, no se pueden patentar las variedades vegetales como tales; ya que están protegidas por los derechos de obtentor, pero sí se pueden patentar métodos involucrados en su obtención o segmentos de ADN ensamblados en el laboratorio, que luego se introducen en las variedades para hacerlas aun mejores. Así, empresas, universidades y el propio CONICET tienen patentes de invención que protegen, por ejemplo “una molécula de ADN potenciadora de un gen para aumentar la expresión de un transgén en una planta”.

La pelota no se mancha

¿Se acuerdan de aquel 10 de noviembre de 2001 cuando Maradona dijo, en su despedida de Boca, “yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha”? Lo dijo con sus pausas características y algunas “es” intercaladas, pero como era de esperarse, la frase “la pelota no se mancha” fue objeto de varias solicitudes de registro y actualmente tiene tres marcas registradas vigentes en nuestro país y una en Uruguay. Por eso, parafraseando a Diego debemos decir que la pelota no se mancha y la protección de sus activos intangibles tampoco.

 


Referencias

- Brand Finance (2018) Football 50, 2018. The annual report on the most value football brands. Disponible online en: https://brandfinance.com

- Lianos, I.; D. Katalevsky and A. Ivanov (2016) The Global Seed Market, Competition Law and Intellectual Property Rights: Untying the Gordian Knot. Centre for Law, Economics and Society (CLES) Faculty of Laws, UCL London, WC1H 0EG.

- Reca, L. (2006) El sector agropecuario argentino: despegue, caída y resurgimiento (1875-2005). Estud. Econ. 23(47): 91-118.