Devoción por el Malbec

¿Qué tienen en común Leonor de Aquitania, los zares de Rusia y Sarmiento?

De Medio Oriente a Francia con un toque de latín

Si bien la vid, esa noble planta que nos da las uvas para hacer deliciosos vinos, es originaria de Armenia, Turquía, Irán e Irak; es en Francia donde se hizo famosa.

No se sabe muy bien cómo la variedad Malbec, descendiente directa de la domesticación de las vides silvestres, llegó a la región de Cahors (Burdeos, actual Francia), adaptándose muy bien a las condiciones de las riberas del río Lot. Sin embargo, fueron los romanos los que impulsaron la actividad vitivinícola en la región en el siglo I y aprovechando la navegabilidad del Lot pudieron comercializar sus vinos.

Un matrimonio inició la expansión del Malbec

Los ingleses conocían el Malbec porque cuando los romanos conquistaron Britania, llevaron los vinos fabricados en Burdeos; no obstante, quien los enamoró con el varietal fue Leonor, duquesa de Aquitania, quien se casó con Enrique Plantagenet (Enrique II de Inglaterra). Un matrimonio que comenzó como un acuerdo político generó las condiciones adecuadas para un intenso intercambio económico y comercial que duró más de tres siglos, hasta la caída de Burdeos en manos francesas.

Por amor o por dinero, los sucesores de Leonor de Aquitania; primero sus hijos Ricardo Corazón de León y Juan sin tierra y luego su nieto, Enrique II, institucionalizaron el comercio de vinos de Cahors. Esto les facilitaba la venta de sus productos a los viticultores y llenaba las arcas de la corona con sus impuestos.

El malbec en números

- Es la variedad de uva más cultivada: 43.000 ha.
- Los vinos Malbec representan el 29% de los litros exportados y el 49% de la facturación.
- El día mundial del Malbec es una iniciativa para posicionar en el exterior el Malbec argentino.
- EE.UU. es el principal comprador de Malbec (38%), seguido por el Reino Unido (15%).

 

Para la salud y la misa

A finales del siglo XVII el Zar de Rusia, Pedro el Grande, bebía regularmente vinos de Cahors y se cuenta que fue un factor que ayudó al gobernante a sanar su úlcera de estómago. Así, propició la introducción de la variedad Malbec en Rusia, específicamente en la región de Crimea, cuyos vinos fueron usados para celebrar la misa. Pero fue durante mediados del siglo XVIII cuando el Malbec se propagó en Rusia, gracias al apoyo de la emperatriz Catalina la Grande al traslado de cepas desde Francia.

¡Honor y gratitud al gran Sarmiento!

A mediados del siglo XIX el Malbec llegó a Chile de la mano de vitivinicultores franceses que hicieron ensayos experimentales con vides y otras plantas traídas de Europa para estudiar su adaptación y producción. Uno de esos franceses, Michel Aimé Pouget, conoció a Sarmiento quien estaba exiliado en el país trasandino en ese entonces. Este vio su trabajo con las vides en Chile y al regresar a Argentina lo trajo para replicar el modelo en Mendoza y el 17 de abril de 1853 se fundó la Quinta Normal y la Escuela de Agricultura, comenzando la era del Malbec en nuestro país.


Día mundial del Malbec

En conmemoración de la fundación de la Quinta Normal y la Escuela de Agricultura, Wines of Argentina, la agencia estatal encargada de promover las exportaciones de vino, instauró el 17 de abril como día mundial del Malbec.


La larga tradición vitivinícola de los productores mendocinos ayudó a la adaptación y propagación del Malbec en la provincia, convirtiéndose en la principal cepa de la vitivinicultura nacional. Tanto es así que, a principios del siglo XX, la mayor parte de los cultivos de vides mendocinas se hacían con la “uva francesa”, como llamaban comúnmente al Malbec.

¿Por qué malbec?

Un viverista húngaro de apellido Malbek fue el primero en identificar la variedad y esparcirla en Francia. Su apellido se deformó reemplazando la "k" por la "c", aludiendo a una palabra similar en francés que significa "mal pico", debido al  sabor áspero y amargo de esta uva en esa región.

 

El “game of clones” del Malbec

La vid es una planta perenne que puede llegar a vivir más de 50 años. Esta longevidad hace que producir mejores uvas mediante polinización dirigida de las flores (cruzamientos y selección) sea un proceso muy lento. Es por ello que se recurre a la técnica de clonación.

De los viñedos, se seleccionan las mejores plantas; no solo por sus cualidades agronómicas (resistencia a enfermedades, rendimiento, adaptación a clima y suelo) sino también por sus cualidades enológicas (calidad del vino resultante). Esas plantas elegidas se reproducen asexualmente, por medio de injertos, dando como resultado plantas “hijas” idénticas a la madre que donó las yemas para el injerto.

Ustedes se preguntarán ¿por qué injertar? Bien, un injerto (como su palabra lo indica) es la unión de dos plantas que luego se transforman en una sola. Se selecciona un “pie” (es el que aporta la raíz) adaptado, generalmente, a las condiciones de suelo y en él se injertan “púas” o yemas de las mejores plantas seleccionadas para obtener los clones. A este conjunto de pie y púa se lo conoce normalmente como cepa.

A diferencia de otras uvas, las cepas Malbec tienen un nicho acotado de clima y suelo y son muy sensibles a los rayos UV. También responden a diferentes condiciones de manejo y con el control de riego se logran vinos de mejor calidad.

Clones con patente

La protección de las creaciones vegetales, especialmente las de reproducción asexual, en algunos países puede hacerse mediante patentes. Este es el caso de EE.UU. La bodega mendocina Catena patentó en ese país los clones 13 al 17, llamados “Catena Malbec, clon 13”, “Catena Malbec, clon 14” y así sucesivamente. Esta última variedad de uva Malbec se caracteriza, por ejemplo, por tamaño y peso medio del racimo, forma compacta del racimo, uvas medianas a pequeñas, vigor medio-bajo, nivel extremadamente bajo de uvas de diferente tamaño y época de madurez; muy alto nivel de polifenoles y taninos e intensidad aromática media y paladar suave en profundidad.

Variedad emblemática de Argentina

Durante un siglo y medio los cuyanos hicieron vinos de calidad, pero no fue sino hasta finales del siglo pasado que nuestro Malbec salió a conocer mundo. Hoy, ya reencontrado con sus antepasados franceses, viaja por Asia, Europa y América poniendo el nombre de la vitivinicultura argentina en boca de todos.

 


Foto del artículo: Kelsey Knight | Unsplash