Vuelta al cole: Innovación en el transporte de útiles escolares

Desde la prehistoria, el ser humano buscó maneras de transportar comida, enseres y ropa de manera más fácil y cómoda. Las innovaciones realizadas en esas bolsas fueron aplicadas más tarde al transporte de útiles escolares. Acá te contamos cómo la mochila llegó a tu espalda.

Marzo es el mes de la vuelta al cole en Argentina cuando elegimos el modelo de mochila que más nos gusta para llevar los útiles escolares. Este práctico invento no es nuevo y, tal como lo conocemos hoy, fue ideado para los montañistas, pero como siempre se le “prende la lamparita” a alguien, se adaptó para uso escolar.

 

 

 

De la vida nómada al disfrute del montañismo

Los antiguos pueblos que habitaban las zonas polares dependían de bolsas que colgaban en su hombro para transportar sus pertenencias. Estas bolsas fueron la inspiración de innovadores que necesitaban un equipo de montañismo práctico y eficiente. Así nació la mochila moderna.

A finales del siglo XIX, Henry Merriam diseñó y patentó una mochila con marco de madera y bolsa de lona. Aunque mejoró el transporte, el diseño era algo incómodo y causaba dolores de espalda y hombros. Por eso, en 1908, el noruego Ole Bergan mejoró el diseño doblando la madera en forma de ojo de cerradura para adaptar la mochila al contorno de la espalda. Más tarde, la madera fue reemplazada por acero tubular.



Patente concedida a Bergan por su innovación en la mochila 


Sin conocer los avances ergonómicos de Bergan, en EE.UU. Lloyd Nelson creó su versión, rediseñando la mochila indígena de piel de foca y cuerpo de madera. En 1938, Gerry Cunningham le agregó el cierre de cremallera y en la década del 50 del siglo pasado el sueco Åke Nordin inventó la bolsa de lona adaptada a la parte alta de la espalda, lo que hizo a la mochila más funcional. Más o menos en la misma época, Dick y Nina Kelty inventaron la mochila para mochileros usando aluminio para hacer marcos grandes y livianos.

 

El nylon cambió la historia

El cuero y el lienzo eran los materiales usados para hacer las mochilas… ¡hasta que llegó el nylon! Gerry Cunningham, el mismo al que se le ocurrió ponerle cierre en lugar de correas, fabricó la primera mochila de este material a fines de los 60, lo que resultó en un producto más liviano, fuerte y duradero.

 

La mochila fue primero a la Universidad

En 1970, la compañía JanSport comenzó a vender sus mochilas, diseñadas para caminatas y esquí, en la librería de la Universidad de Washington y a pesar del escepticismo de muchos (pensaban que allí solo había lugar para lápices y cuadernos), se agotaron rápidamente debido a la época lluviosa. Pero como los libros son pesados, tuvieron que adaptarlas a este uso reforzándole el fondo con vinilo (usado en los asientos de autobuses).

Evolución de la mochila escolar a través del tiempo


En 1982 se mejoró agregándole espacio para guardar la campera y en 1984 se creó la primera mochila específica para el transporte de libros, pasando de ser un artículo novedoso a uno necesario para cualquier estudiante y así, hacia finales de los 80 cualquier niño que caminaba a la escuela llevaba una mochila.

 

Nuevo mercado: mochilas escolares

Dicen que la creatividad es la inteligencia divirtiéndose y parece que con las mochilas escolares se divirtió a lo grande. En la década de los 90 aparecieron mochilas con bolsillos más profundos y con más compartimentos con cierre. A partir de entonces la innovación no ha parado y ante algunas recomendaciones médicas sobre el peso que transportaban niños pequeños en sus mochilas, llegaron las mochilas con ruedas o las transparentes o de malla para facilitar el control de su contenido por parte de las autoridades escolares.

Más tarde, con el advenimiento de las computadoras portátiles y las tablets, las mochilas se adaptaron para su transporte agregándole un compartimento acolchado para evitar golpes; pero el ingenio humano no se detuvo ahí y creó el “burrito digital”, una especie de mochila-tortilla que envuelve los cables de todos los instrumentos digitales. 


Y si pensaban que ya se había inventado todo, fíjense en esta mochila para laptop, patentada en 2014, con patas telescópicas plegables, una base rígida desmontable y un posavasos, porque la hidratación es tan importante como el estudio.

 

 


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