Los sufrimientos del inventor

Honoré de Balzac es considerado el padre de la novela moderna y en la tercera parte de su libro “Las ilusiones perdidas” relata los sufrimientos del inventor, donde uno de los protagonistas quiere inventar un proceso más barato para fabricar papel destinado a la impresión de libros. Acá te contamos las aventuras y desventuras de algunos innovadores de la palabra escrita y cómo la agricultura también forma parte de esta historia.

De China para el mundo: el papel

Nadie duda que los chinos han sido grandes inventores. Hace más de dos mil años inventaron el papel usando fibras (bambú, cáñamo y arroz), el cual fue adoptado por los árabes como soporte de su escritura y siglos más tarde por la Europa cristiana que se negaba a dejar de usar el pergamino (fabricado a partir de la piel de animales) por su mejor calidad y mayor duración.

En el siglo XV Gutemberg inventó la imprenta y sin duda, con ella marcó un antes y un después en la historia de la humanidad, ya que esos “tipos metálicos” que creó permitían imprimir cientos de páginas con un mismo texto.

 


¿Sabías que…?

- El papel fue inventado por los chinos para envolver objetos preciosos, no para escribir

- Para confeccionar una Biblia sobre pergamino se necesitaba la piel de 250 ovejas

- Cuando Gutenberg inventó la imprenta, esta innovación ya era conocida en China y Corea

- En Corea modificaron el sistema de escritura, pasando de miles de caracteres a tan solo 28 para poder usar la imprenta


 

Del bosque a la imprenta

Si bien el uso de fibras de caña de azúcar va en aumento para la fabricación de papel, la pulpa de madera sigue siendo un recurso importante. Las especies más utilizadas en nuestro país por la industria papelera son eucalipto, álamo, pino, sauce y araucaria. Éstos se mejoran para aumentar su rendimiento y calidad maderera.

Generalmente, un programa de fitomejoramiento consta de tres fases: selección, cruzamientos y evaluación del comportamiento a campo de los materiales. Comienza con la selección de los mejores ejemplares, que darán origen, en huertos semilleros, a material de propagación (semillas o esquejes). Aquellos que sobresalgan por sus características irán a pruebas de campo. En pino, por ejemplo, las pruebas de campo se realizan con la descendencia del material de vivero, mientras que en álamo se usa material clonal (esquejes).

En Argentina, INTA lleva adelante programas de mejoramiento de pinos y eucaliptos. Los primeros, en el NEA y la Patagonia donde se han establecido huertos semilleros y los segundos en las regiones Mesopotámica, Pampeana y Chaqueña, donde los cultivares generados estuvieron dirigidos a instalar o repoblar plantaciones forestales con mayor productividad, calidad y adaptación a los diferentes ambientes de cultivo.

 


¿Sabías que…?

- En Argentina se producen 1,2 millones de toneladas de papel por año provenientes de pulpa de madera

- El complejo maderero-papelero emplea a 5.000 personas de manera directa

- Misiones es la principal proveedora de materia prima para papel con una producción de 1,6 millones de toneladas

- El mejoramiento de árboles forestales es reciente; comenzó a mediados del siglo XX

- Los huertos semilleros deben estar inscriptos y habilitados por INASE


 

El matrimonio perfecto

La imprenta y el papel formaron el matrimonio perfecto y permitieron la extensión de la alfabetización, haciendo florecer la producción literaria. En 1702 apareció el primer diario del mundo, en Inglaterra, “The Daily Courant”. La posterior popularización de la prensa escrita elevó la demanda de papel y es el corazón de la historia que cuenta Balzac en “Los sufrimientos del inventor”. El novelista conocía el problema de primera mano porque era dueño de una imprenta. En esa época, el papel se obtenía de las fibras de algodón de ropa en desuso y trapos y los dueños de imprentas eran conscientes de la necesidad de cambiar la manera de producirlo.

La máquina de Fourdrinier revolucionó la manera de fabricar papel en 1803 (con patente concedida en 1806), al permitir la producción de rollos continuos, cuyo principio se sigue usando en la actualidad. La segunda innovación en importancia (económica) ocurrió a mediados del siglo XIX cuando Friedrich Keller concibió un método para la obtención de papel a partir de pulpa de madera. Keller se lo vendió al industrial papelero Heinrich Voelter, quien lo patentó en Alemania en 1845 y luego en otros países. Además, este se asoció con el industrial Voith y juntos crearon una máquina para refinar la pulpa cruda que mejoró significativamente la calidad de los productos de papel. 

Quizás haya un tercer invento revolucionario en la fabricación de papel. Se trata de las técnicas de obtención de pulpa a partir de la madera mediante métodos químicos, tales como el método al sulfito y al sulfato.

Durante el siglo XX, los métodos de obtención de papel no fueron modificados sustancialmente, pero sí la eficiencia, costo y el respeto por el ambiente, gracias al avance en nuevos materiales (como el uso de bagazo de caña de azúcar, por ejemplo) y la optimización de procesos.

La impresión tipográfica, la de Gutenberg, se usó con algunas modificaciones hasta mediados del siglo XX cuando fue paulatinamente reemplazada por la impresión offset que consiste en aplicar tinta sobre una plancha metálica para transferir, luego, la impresión a un rodillo de caucho y de ahí al papel. De este proceso deriva su nombre: impresión indirecta (offset en inglés).

 


¿Sabías que…?

Los libros impresos por Gutenberg eran libros muy grandes y difíciles de transportar. Por eso el italiano Aldo Manucio inventó, en los primeros años del siglo XVI, los libros de bolsillo (para ahorrar papel) gracias a la innovación técnica de la impresión en octavo; es decir, se plegaba la hoja varias veces dividiéndola en ocho hojas más pequeñas. Actualmente, todavía se imprime de esta manera, aunque el formato más popular haya pasado a ser el dieciseisavo.


Leyendo estos párrafos agradecemos enormemente los sufrimientos que padecieron decenas de inventores, porque ellos hicieron posible que hoy podamos disfrutar de nuestro libro favorito en cualquier momento y lugar.

 

Imagen de portada Susan Yin | Unsplash